miércoles, enero 11, 2006

Deja vú all over again (Das is ein Mist, 2)

Tengo un ego enorme. Un ego gigantesco, inflado, que tolera mal la humillación. Por no tolerar las humillaciones dejé un trabajo que (en líneas generales) no me disgustaba tanto como mi jefa.

El trabajo era una montaña rusa de emociones: diosas vivientes un día, empleadas sobajadas el siguiente, genios nucleares pasado mañana... pero la dueña de nuestros destinos era una fuente segura de golpes bajos, mierda y otras sorpresas a cual peor, como llegar a la oficina y encontrarte con un tapete negro y peludo a medio pasillo, que de pronto cobraba tono muscular y se lanzaba contra las rodillas (resultaba ser un schnauzer gigante venido directo del infierno; casi como el poodle gigante del sueño de alón). O bien, escuchar que no ibas a la junta que llevabas preparando dos semanas, porque ¿qué caso tenía? Mejor iba ella (que no tenía idea de nada) y se llevaba a alguien de mejor ver que tú (que sabía menos que ella o tú).

La mejor historia que tenemos sobre mi exjefa es una junta en la cual, mientras sus empleados presentaban “El Proyecto”, ella:

  1. se dedicó a interrumpir, haciendo preguntas que daban a entender que ella no sabía NADA del proyecto
  2. distrajo al cliente hablando de su familia y planes a futuro
  3. dijo que el chino era “apenas un dialecto de sonidos inconexos”
  4. se puso a leer revistas, dando la espalda a la pantalla
  5. se metió una taparrosca a la boca

Eso fue mi vida un tiempo. Luego brinqué a mi actual antro de vicio. Y ayer tuve frente a mí a una clienta que me recordó lo peor de mi exjefa (excepto al perro, que amablemente me recordó alón, sobre todo por lo de la rodilla semirrota):

  1. interrumpió una sesión a la mitad, casi tirando la puerta (ha ido a mil sesiones, pero no sabe utilizar las puertas especiales “disimulables” de mi salita, ¡ja!)
  2. escupió más bilis que yo sobre las instalaciones de la empresa (y en realidad no son malas... tal vez tampoco ultramodernas, pero son muy buenas)
  3. amenazó con cobrarme las clases de metodología (olvidando que hizo el estudio con nosotras porque “somos diferentes a lo de siempre”)
  4. no me bajó de estúpida inexperta (chale, dos años y haber renunciado al medio editorial haciendo esto, para que me digan que no sé lo que hago... cuando escribo nadie es tan sangriento. ¿Alguien busca redactor baratón no tan barato?)
  5. amenazó con cancelar el proyecto debido a la pésima moderación y las instalaciones tan inadecuadas (le avisaré a mis clientes internacionales con los que trabajé sin bronca en el trimestre pasado... tal vez quieran que les regrese su dinero)
  6. retrasó la segunda sesión casi una hora, por discutir puntos que, si cancelábamos el proyecto eran absolutamente irrelevantes y que se podían haber acordado después (y luego quieren que las invitadas estén “alegres, participadoras y cooperativas, que verbalicen mucho, mucho”)
  7. canceló el proyecto y se niega a pagar las sesiones que sí corrimos (como fue nuestra culpa... ¡Bueno, mía, enteramente mía, chingá!)

Aguanté vara como sólo lo sabemos hacer los serviles que trabajamos en contacto directo con los clientes (aunque mi primo el diseñador asegura que mi cara decía: “¡¡¡¡Quítenme la mesa o se la aviento!!!!”). Salí a comer a las 4.30 de la tarde. Ya no sé si quiero llevar un proyecto más que me emocionaba mucho, pero que requiere cierta cantidad de experiencia, y ni siquiera por mí sino por cómo vayan a reaccionar los clientes cuando vean a una “escuincla” que a leguas se nota que no puede tener “10 años de experiencia” (yo no los vendo, la gente los pide. Y juro que no lo inventaría).

En fin. Das ist ein Mist, this sucks. Lo único bueno de todo: que dijeron que gracias a nuestro “espíritu de servicio”, “nos considerarán para futuros proyectos”. Ah, y que el cliente me vetó. Así, si esos “futuros proyectos” se hacen realidad, yo no tendré que trabajar con esa... (pensaba poner alguna palabra linda aquí, como histérica, arpía o algo. Pero como nunca sé quién puede leer esto, mejor dejo los puntos suspensivos)

2 Comentadas:

Blogger alonso ruvalcaba dijo...

jeje... igual vale la pena cederle [a tu jefa] la oportunidad de leer[se] aquí.

¡pon [sus] nombres!

beso[s]

12:21 a.m.  
Blogger Coppelia dijo...

Si fuera decente, te diría que se dice el pecado, no el pecador. Si fuera el perro patán que aseguro ser, te daría su nombre completo, incluidos su M**** del P**** y su apellido compuesto (¡Uta!)...

Como estoy procurando ser lo más balanceada posible (después de una larga plática sobre filosofía ayer por la noche en la que salió a relucir "la dorada medianía"), sólo te invito a que busques quién es la editora de una revista de formato alargado, que en su número más reciente tiene pasta "de co-lor a-zul pas-tel" (sin agujetas de color de rosa). En el puesto de revistas de tamaulipas y campeche hay varias...

Por cierto, cuando renuncié a su agencia, lo primero que hizo fue cancelar mi colaboración en la revista (sabía que ese era mi asunto favorito)... Lo peor del asunto es que a la revista le sigo haciendo promoción (exceptuando al monstruo de Gila éste, el resto del equipo editorial me cae bien)

Lástima de los asuntos de confidencialidad, caray... Por esas causas no puedo quemar a los clientes (aunque me encantaría, a fuego lento y con leña verde).

¿Cómo va la rodilla?
Beso...

10:14 a.m.  

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