Los cañonazos de Don Porfirio.
Recuerdo que en tiempos de Don Porfirio, a los peeriodistas se les callaba con cañonazos de efectivo. Si no se estaban callados, entonces los silenciaban definitivamente.
Pues de Don Porfirio para acá, las cosas no han cambiado mucho. Y yo ni siquiera soy periodista... Pero conforme el área en donde trabajo se va vaciando y el agua empieza a cubrir la cubierta de la lancha, se buscan maneras de amarrar a los que ya estamos; yo es el segundo cañonazo que recibo en menos de dos meses. Todavía no le hablaba a mi familia del primer incremento, cuando ha llegado el segundo...
Ese mecate ya no sirve. Me incrementan el sueldo, me sorprendo, sonrío y pienso que será más fácil ahorrar para muy pronto, cuando me entren los impulsos kamikaze a todo lo que da... Si la vida consistiera en dinero, podría sentirme realizada; en este instante sufro de una alegría patética, casi pena ajena. Pero no rechazo ningún aumento; como dicen los jugadores de Big Brother: es por estrategia.
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