lunes, diciembre 19, 2005

Diciembre empresarial.

Ya pagaron la quincena. ¡Uf! Como Hacienda anda detrás de mis huesos, el aguinaldo pagará mis adeudos con el socio mayoritario de mis quincenas (es lo que pasa cuando te cambias de trabajo cerca de fin de año... pierdes el bonito bono con el que te azuzaban y ganas unos centavos solamente) y los adeudos con la recién adquirida tarjeta de crédito... esos no los pagaré todavía. Ahorraré para empezar el año con deudas.

Este título me recordó las famosas "conferencias empresariales" que publicitan los teleevangelistas de la madrugada. En fin. Se queda así porque es de lo que quiero hablar, del diciembre de empresa.

Hace un año trabajaba para la dictadura totalitaria perfecta. Palo y pan, pan y palo. En diciembre, por ejemplo, nos ensartaban una cantidad de trabajo infame durante los primeros 15 días. El 20 nos daban una buena lana de "bono navideño". Nosotros entregábamos el 21, había fiesta el 22 y a partir del 23 nos recetábamos dos semanas de vacaciones. Una semana después de regresar (habiéndote gastado todo el bono) ya odiabas de nuevo el trabajo.

Ahora: no hay grandes bonos. No hay dos semanas de vacaciones (aunque ciertamente tampoco habrá nada que hacer en la oficina). No hay una jefa que, enloquecida, me grite de inepta y arpía terrorista para arriba y al día siguiente me diga que ella me entiende porque somos iguales (la comprendo, ella es una arpía terrorista). No hay clientes en la semana del 26 al 30. Mi jefe no vendrá (pidió sus vacaciones). La secretaria que comprende cómo funciona esta burocracia no vendrá (también pidió sus vacaciones). Las 3 y medio líderes de proyecto (yo soy la medio líder) no tenemos vacaciones. Vendremos. ¿Vendremos?

Tendría que estar preparando una presentación de resultados para mañana, sobre una investigación confusa que arroja resultados encontrados. En lugar de eso, sigo festejando mi cumpleaños y un pequeño gran triunfo (soy el alumno que supera al maestro, creo... y eso hay que festejarlo) y bloggeando como si no hubiera un mañana (pero el mañana oficialmente no existe).

Hablando de no haber mañanas: mañana (demain matin). Siempre me pareció inútil la prospectiva y ahora amenazan con hacerme usarla. Guac. ¿Especialista en tendencias? Leeré las cartas del tarot de Marsella: son mucho más precisas para tomar decisiones empresariales que los consumidores.

Otra buena noticia: Salomé, de Richard Strauss. No sólo la tengo en audio, sino que la he adquirido en DVD. Puedo verla una y otra vez. La mujer que insiste: "I was chaste, and thou didst fill my veins with fire... Ah! ah! wherefore didst thou not look at me? If thou hadst looked at me thou hadst loved me. Well I know that thou wouldst have loved me, and the mystery of Love is greater than the mystery of Death." (cántese en alemán, con música intensa, postwagneriana...)

Así, nada importa.

1 Comentadas:

Blogger alonso ruvalcaba dijo...

ah, la dulce promesa del bono... yo no lo tengo pero mis vacaciones se extienden tanto (más de un mes!) que de repente me doy una vuelta por la oficina con tal de no asesinar a nadie de puro aburrimiento casero. (sobre todo este año, que no saldré de viaje, y que el asunto monetario está tan triste que podría volver a trabajar, digamos, en fonatur...)

gusto verte de vuelta.

9:18 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home