Sensibilización al cambio.
Ayer estuve encerrada durante 4 horas y media en una reunión de sensibilización al cambio. Metieron en el mismo costal a viejos, nuevos, externos, internos, supervisores y operativos, nos pusieron un moño y nos dejaron en la puerta de una mansión... (no, esperen, eso es un viejo cliché de película).
Lo primero fue contarnos una bonita fábula que nos hiciera comprender la realidad de la vida:
"¿Qué pasa si metes 6 moscas y 6 abejas en una botella, y la recuestas destapada en la orilla de una ventana?
"Pues las abejas, como ven la luz del sol, creen que ahí están bien, se quedan y se mueren. Las moscas no, y dan con la salida"
Semejante historia, tan conmovedora y sincera, dio pie a una serie de acotaciones Bitterberrianas:
- Yo creía que las pláticas de abejas y otros animalitos voladores se quedaban en la pubertad.
- El cambio no tiene que razonarse. Ya ven, las moscas dan tumbos a lo pendejo en los cristales, y luego por accidente dan con la salida; en el best-seller "¿Quién se ha llevado mi queso?" los ratones no piensan, sólo siguen corriendo (insitintivamente, a lo pendejo) y dan con el queso. Conclusión rápida: actuemos a lo pendejo.
- ¿Qué hacemos metido en esta junta de quejas y lamentaciones los que llegamos con el cambio? Nosotros todavía no tenemos tantas quejas (sólo las normales) mientras que 3/4 partes de la mesa decían: "Sí, nosotros nos conocemos, hemos sobrevivido a todos los cambios, éste también lo sobreviviremos, pero antes todo era mejor, ahora las cosas son muy distintas". Y mientras tanto, los nuevos nos veíamos con cara de "esteeeeee..."
- ¿No tengo absolutamente nada mejor que hacer con mi vida? Cuatro horas oyendo quejas son un crimen, sobre todo si tomamos en cuenta que la semana pasada no tuve vida por cortesía del trabajo, y que este lunes de descanso me puse a trabajar de 11 pm a 3 am del día siguiente.
Lo bueno de estas reuniones es que dan mucho material. Páramo (que en algún momento fue mi maestro y ahora nomás es mi cuaderno doble raya y compañero de trabajo eventual) decidió sumarse involuntariamente a Más de cien motivos, y brindó material para cuatro buenas listas que ya están en su lugar (pasen y vean los efectos de una junta larga e improductiva).
En fin. El personal viejo se dedicó a quejarse, a aburrirse y a hablar bien de ellos mismos y de sus múltiples talentos (los hubieran escuchado hoy, hablando pestes de sus compañeros bienamados a espaldas del consultor en cambio organizacional). Yo... yo sí creo que la empresa necesita un cambio, pero el asunto viene más del compromiso individual que de las pláticas inútiles. O sea que cada quien debe hacer bien su trabajo, comprometerse con su equipo y dejarse de grillas... o, para el caso, disimular bien que no hacen nada, no estorbar demasiado y bloggear discretamente. ¡He dicho! (ahora merezco una diputación).
3 Comentadas:
eso de las moscas y la abejas sigue "revoloteandome", ¿es mejor ser mosca para encontrar las salidas?, o ¿si me pongo abeja me vale madres la salida yo disfruto la fiesta?...
la siguiente "reunioncita" de esas infiltra un kilo de vodka y se los mezclas en el agua, y todos terminaran siendo hasta parientes... pero de drácula, bola de burócratas!!!
saludos.
actuemos a lo pendejo
¡apoyo la moción!
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ps. yo siempre lo hago pero así, cuando menos, pareceré consciente del hecho.
guhz: Lo del vodka suena demasiado bien como para utilizarlo... me recordaría una fiesta con agualoca, pero más aburrida (imagínate a la gente de mi oficina bebiendo agualoca, chale)
alón: este año está lleno de buenos propósitos, a saber: seguir la ley del menor esfuerzo y actuar a lo pendejo (o sea que no cambiaré mucho de estilo de vida).
Un beso a ambos (al mismo tiempo).
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