No tengo...
nada de qué quejarme.
Chale. He estado demasiado de buenas después de estar tan ocupada como para juntar ácido suficiente para escribirles, mis queridos todos. En el trabajo las cosas marchan a ritmo normal, tan normal que no tengo quejas nuevas para hacerlos reír, llorar o desvariar. Desde que los contadores desocuparon mi departamento, todo es un remanso de paz y hasta puedo llegar temprano a la casa y cocinar, o hacer quehacer (sí, ya me puse hogareña, qué anti bitter).
Ni el banco me ha hecho rabiar, vamos; hasta voy al corriente en mis pagos con mi padre y parece que pese a todo acabaré la quincena en tablas, así que no tendré que pedir prestado, salir a mendigar o empeñar el teléfono celular (al fin que sólo me habla mi acosador mensual, ¡diablos!)
Además... hoy por la noche se cierran las campañas políticas. Hoy y mañana no hay fut. Mañana, por lo tanto, es oficialmente el día más tranquilo en los medios en lo que va del año (a menos que alguien tenga previsto un atentado y no me haya avisado) y yo para compensarlo iré al dentista por la tarde.
Para colmo, el verano empezó soleado y caluroso en vez de seguir con el pronóstico de lluvioso y azotado, y con eso de que soy terriblemente climática pues el cielo despejado me pone de muy buen humor o al menos predispuesta para que los días sean buenos...
Alguna vez me dijeron que éste sitio era el de mis quejas de bebé, jugando un poco con las iniciales de bitter berri. Lamento informar que efectivamente, i've ran out of complaints y ni siquiera por una buena razón tal como haberme sacado la lotería o estar enamorada o haber descubierto la piedra filosofal. Supongo que es una buena racha, y no sé cómo escribir en bitter mientras paso una buena racha; normalmente sólo abandonaba el sitio y ya... pero ahora estoy segura de que hay gente que lee, y "me debo a mi público", jaja.
Neeeeeh... por decepcionante que suene no es por "mis lectores". Siempre que escribo lo hago para mí, y si estoy escribiendo ahorita lo hago también por disciplina, no sólo para pedirles que me volteen a ver y no se olviden de mí sólo porque estoy demasiado tranquila como para azotarme en cualquiera de mis sitios (aunque también).
Podría haber escrito mi apasionada apología del futbol soccer (que está en camino, pero como me gusta remar contra corriente lo subiré hasta que se acabe el mundial) o bien haberme quejado de las campañas políticas y afirmar que qué bueno que ya se terminan (pero eso lo resumí tan claramente en un renglón que no entiendo por qué podría hacer todo un post sobre ello). Y como ya di mis pretextos, pues no me resta más que afirmar que hasta después los escribo... y que mi blog se devaluó por no sé que extrañas razones y ahora sólo vale 6 mil y tantos dólares... con eso ya no pago un esclavo... así que seguiré chambeando para mantenernos (al blog y a mí).
No se preocupen. Procuraré tener de qué quejarme la próxima semana, ja.