martes, febrero 28, 2006

Jugando al Turista.

Pues bien. Ayer mi jefe me avisó que estaré de viaje las próximas tres semanas. Todavía no sé cómo rebotaré entre ciudades, pero en dos semanas y media (y es la segunda mitad, porque la semana del 19-25 de marzo empieza muerta) recorreré 5 ciudades...

¡Ya tenía dos meses sin salir de viaje! He jurado que me lo voy a tomar con filosofía a partir de ahora, sobre todo porque hace calor y me mandan al norte del país (ooootra vez Tijuana, esa ciudad que asusta tanto a los chilangos; Monterrey, Culiacán...) y después de que la primavera entre oficialmente (extraoficialmente le valió y se instaló comodamente desde hace una semana acá en chilangomex), voy a conocer Tuxtla Gutiérrez.

Para mayor efecto puedo decir que también visitaré el Bajío, porque estaré 2 días en Guadalajara; con eso ya habría cubierto casi todas las "zonas" de la República. Ahorita que describí el viaje me suena como a que estoy jugando Turista; ojalá pase por México cobrando 200 pesos, así me alcanzará para comprar Durango y poder poner restaurantes... ¡Pido ser la planchita! Bueno, en el Turista nacional no había planchitas; en el de lujo había coches de plástico y en los más baratones peones de ajedrés de colores estrambóticos. Tons' pido el color verde (todo mundo pide el rojo o el azul)

Ahora sí me congratulo ampliamente por haber comprado a Circe. Si no fuera por mi encantadora deuda a 12 meses, tendría que andar de viaje 15 días con una laptop achacosa, golpeada, sin tarjeta de red y que pesa 4.5 kilos (eso es el máximo ejercicio que hago últimamente: cargar la laptop). En cambio, ahora podré sacar a pasear mi juguetito tecnológico, con la confianza que me produce tener tarjeta de red y que no me falle a la menor provocación. Ya ni hablemos de que es más chica que las otras y pesa la mitad, ja.

Lo que más me enfurece de usar laptop genérica de la oficina es que son equipos de todos pero de nadie... por lo tanto: si se descompone, no es problema de nadie (ni del área de sistemas); tiene información de todo mundo, pero nadie se atreve a limpiarla; como todo mundo la ha usado, tiene todos los problemas habidos y por haber... pero nadie las piensa cambiar (miento, miento. Dicen que este año sí las renuevan)

Prometo postear palabras pioneras por provincia (¡agh! es contagioso... Al menos no es un octosílabo retrógrado... todavía) pero todavía andaré dando la lata acá en el defectuoso hasta el domingo (espero). Cualquier cosa, con mi secretaria (¡ja! ¡si yo soy la secretaria de la secretaria!)

PD: Una recomendación que me encontré mientras navegaba: las nuevas líneas del metro. Está divertido... Ya no sé si vivo entre Bertrand Russell y Balzac, o entre Thomas de Quincey y Coetzee (ojalá que sea entre estos dos últimos, nomás por preferencia personal)

viernes, febrero 24, 2006

El soundtrack de la oficina.

Una de las grandes gracias de mi área de especialidad: cuando tienes trabajo, tienes MUCHO trabajo. Cuando baja el ritmo, la empresa se queda en punto muerto...

Después de semana y media de dedicarme en cuerpo y alma al blog, de pronto el miércoles en la noche los clientes del mal se despertaron (casi todos los clientes son clientes del mal, creo sinceramente que es la única categoría). Tres propuestas una tras otra. Llamadas telefónicas. Invéntate algo, ya luego vemos como lo hacemos en realidad (una de las frases favoritas de mi jefe). Otra vez la presión, la adrenalina. Hoy conference calls y juntas, y... Wow.

Y con todo, me he dado tiempo de escuchar los soundtracks de algunas personas favoritas (y nuevos favoritos también). Ayer terminé de escribir una historia azotadísima que sólo había empezado y no podía terminar, cortesía de la música de uno de ellos (ya platicaré quién después, creo) que iba de extremo a extremo, sweetie-depressing to hard-acid-sarcasm en 46 minutos flat.

En realidad no fue una historia como tal... fue sólo vomitar en el papel una cuestión a la que le había dado vueltas mucho tiempo, directo de mi estómago. Me da gusto decir que la música de ayer funcionó como "laxante mental" y me puso en contacto con el lado que necesitaba.

Si mi oficina tuviera un soundtrack, esta semana habríamos pasado de Ray Conniff (el rey de la música de elevador, aunque la versión chilanghorrible de poner cualquier cosa en guitarra de Chamín Correa aplicaría también) a un sonido totalmente hectic, todo a máxima velocidad, música de la que no escucho porque me sintonizo y luego voy dando tumbos conforme lo marca la batería potentísima... ¡uy!

En este preciso instante, silencio total. Toda la gente del nivel inmediato superior fue a juntas... lo cual quiere decir que las del nivel inmediato inferior (secretarias & such) huyeron rápidamente al banco, a desayunar, a lo que sea. Yo que vivo en el limbo (oficialmente descontinuado según el veintiúltimo teólogo que conozco) me quedé en la oficina... Voy por Circe a la cajuela del coche, así al menos tendré música más ad hoc con mi estado de ánimo (pienso en Toxicity, de System of a Down ¿por qué, diablos?)

Si la música me inspira, escribiré otro poco. Si no, vegetaré hasta la hora de la cita que n0 sé en dónde es, a la que tendría que ir mi jefe que no irá (¿qué con mi jefe? ¡Se evade de la realidad más que yo! y yo bloggeo...)

Hoy es un día importante. Wish me luck y cierren la puerta cuando salgan, plis...

martes, febrero 21, 2006

Del Arte de amar...

Pasando a otro tema: me recomendaron a Ovidio y empecé a leerlo. Comparto con ustedes una cita:

Antes que nada, penetre en tu mente la confianza de que a todas se las puede conquistar: las conquistarás; tú sólo tienes que tender las redes. Antes se callarán los pájaros en la primavera, antes las cigarras en verano, antes dará su espalda a la liebre el perro del Ménalo, que una mujer rechace al hombre que la pretende lisonjeramente; accederá incluso aquella de la que podría pensarse que no accedería. El amor furtivo es tan agradable para una mujer como para un varón; el varón no sabe disimularlo, pero ella lo desea más escondidamente.

(con cariño para alón, que no puede creer que bitter mencione los 14 de febrero. imagínate que cliché hubiera sido que un mimo me llamara por teléfono el 14 de febrero para decir... ¡NADA! ¿qué otra cosa puede decir un mimo? jajaja)

Deposito de chatarra.

El nombre de este post se debe a que estoy recolectando tonterías para escribir. Es lo que pasa cuando tengo demasiado tiempo libre y el cerebro revolucionado (después de las dos semanas del infierno, vino el mes de la calma... no me confío, así pasa con el ojo del huracán).

En la oficina no hay NADA que hacer. Thanks God, you've heard my prayers. Mantengamos este ritmo por otra semana, porque ya estoy haciendo compromisos para las tarde-noches de la próxima semana... Si me ponen a trabajar seguro que no podré hacer nada de lo que tengo programado. Plis, otra semana de vacaciones... Otros 5 minutitos...

Una cita, sacada de una lista de consejos sobre cómo bloggear bien (ahora resulta que hasta para esto hay reglas. Guac)
"Authority is the other essential element of a successful blog. Blog what you know. If you're a plumber, an auto maker, an NBA team owner, or maybe a French t-shirt maker, showcase your knowledge to audiences who care."

Traducción: La autoridad es otro elemento esencial de un blog con éxito. Bloggea sobre lo que sabes. Si eres un plomero, un constructor de autos, el propietario de un equipo de la NBA, o posiblemente un fabricante francés de camisetas, exhibe tu conocimiento a audiencias a las que les importe.

Great! Este blog va por buen camino. Lo único que sé es lo que hago en el día. Conozco mucho sobre mis iras y frustraciones... eso se refleja en el blog... Tal vez ahora pueda comercializarlo, poner anuncios y pedir que me envíen a los payasos...

Me gustó sobre todo el "audiences who care". Who cares about my hectic life?!?! Si hubiera empezado a bloggear con esto en mente, nunca hubiese empezado a bloggear en lo absoluto...

miércoles, febrero 15, 2006

Recuento de febrero 14.

Sobreviví al 14 de febrero sin una llamada cursi, sin un lugar común tan innecesario como poco efectivo. El teléfono sonó a las 12.05 del 15 de febrero. No lo contesté.


Como dije en la cena: Si lo que estoy buscando es un hombre con el que pueda tener una plática interesante, durante una deliciosa cena en casa a la luz de las velas, escuchando música rara, ¿por qué estoy saliendo con chavitos que no son capaces de decir claro lo que les gusta y lo que no?


Otra frase de la cena: La conciencia de la felicidad presente nos hace descubrir la esencia de la infelicidad futura. (¡Madres! Las cosas que digo con media botella de tinto encima)


“Feliz 14 de febrero”. Then, estúpido 15 de febrero, indolente 16 de febrero... adjetivemos los días hasta que no quede nada por decir.

miércoles, febrero 08, 2006

Sensibilización al cambio.

Ayer estuve encerrada durante 4 horas y media en una reunión de sensibilización al cambio. Metieron en el mismo costal a viejos, nuevos, externos, internos, supervisores y operativos, nos pusieron un moño y nos dejaron en la puerta de una mansión... (no, esperen, eso es un viejo cliché de película).

Lo primero fue contarnos una bonita fábula que nos hiciera comprender la realidad de la vida:

"¿Qué pasa si metes 6 moscas y 6 abejas en una botella, y la recuestas destapada en la orilla de una ventana?

"Pues las abejas, como ven la luz del sol, creen que ahí están bien, se quedan y se mueren. Las moscas no, y dan con la salida"

Semejante historia, tan conmovedora y sincera, dio pie a una serie de acotaciones Bitterberrianas:

  • Yo creía que las pláticas de abejas y otros animalitos voladores se quedaban en la pubertad.
  • El cambio no tiene que razonarse. Ya ven, las moscas dan tumbos a lo pendejo en los cristales, y luego por accidente dan con la salida; en el best-seller "¿Quién se ha llevado mi queso?" los ratones no piensan, sólo siguen corriendo (insitintivamente, a lo pendejo) y dan con el queso. Conclusión rápida: actuemos a lo pendejo.
  • ¿Qué hacemos metido en esta junta de quejas y lamentaciones los que llegamos con el cambio? Nosotros todavía no tenemos tantas quejas (sólo las normales) mientras que 3/4 partes de la mesa decían: "Sí, nosotros nos conocemos, hemos sobrevivido a todos los cambios, éste también lo sobreviviremos, pero antes todo era mejor, ahora las cosas son muy distintas". Y mientras tanto, los nuevos nos veíamos con cara de "esteeeeee..."
  • ¿No tengo absolutamente nada mejor que hacer con mi vida? Cuatro horas oyendo quejas son un crimen, sobre todo si tomamos en cuenta que la semana pasada no tuve vida por cortesía del trabajo, y que este lunes de descanso me puse a trabajar de 11 pm a 3 am del día siguiente.

Lo bueno de estas reuniones es que dan mucho material. Páramo (que en algún momento fue mi maestro y ahora nomás es mi cuaderno doble raya y compañero de trabajo eventual) decidió sumarse involuntariamente a Más de cien motivos, y brindó material para cuatro buenas listas que ya están en su lugar (pasen y vean los efectos de una junta larga e improductiva).

En fin. El personal viejo se dedicó a quejarse, a aburrirse y a hablar bien de ellos mismos y de sus múltiples talentos (los hubieran escuchado hoy, hablando pestes de sus compañeros bienamados a espaldas del consultor en cambio organizacional). Yo... yo sí creo que la empresa necesita un cambio, pero el asunto viene más del compromiso individual que de las pláticas inútiles. O sea que cada quien debe hacer bien su trabajo, comprometerse con su equipo y dejarse de grillas... o, para el caso, disimular bien que no hacen nada, no estorbar demasiado y bloggear discretamente. ¡He dicho! (ahora merezco una diputación).

miércoles, febrero 01, 2006

Adicciones.

FADE IN

(EDIFICIO-INTERIOR-MEDIODÍA) Una sala llena de gente. Silencio sepulcral. Se para una entidad gris, con unos anteojos de pasta extrañamente rojos (este fin de semana me cambio de anteojos, piensa mientras pasa al frente).

BITTER BERRI

Buenas tardes. Mi nombre es Bitter

(se oye un coro de voces: "Hola Bitter")

y soy adicta a la adrenalina.

(Aplausos de la concurrencia.)

No quería admitirlo; en realidad, muchas veces hasta me quejé del estrés del trabajo, para disimular. Cuando las temporadas de echar la hueva empezaban a transformarse en un ritmo de trabajo constante y monótono, me desquiciaba. No tolero la monotonía: me ponía quejumbrosa, intolerante, me desesperaba. Inclusive me ponía a pensar en buenas formas de no hacer nada. Creo que me gustan los extremos, o me tiro a la pereza más absoluta y cínica o me instalo en lo frenético y nadie me vuelve a ver el polvo en días.

De pronto, he tenido dos semanas de trabajo incesante... un proyecto autorizado en lunes, que corre durante miércoles y jueves y se entrega al siguiente lunes, y se empalma con las traducciones y preparación necesaria para el siguiente proyecto, que empieza el lunes de la entrega del express y requiere que en cuatro días dirija 4 grupos, 6 entrevistas, 4 visitas a tienda y atienda clientes de tres países distintos en inglés.

En esta semana de estrés y carreras y entrega el lunes y tres o cuatro actividades por día, de entrar a las 9 de la mañana y salir a las 12 de la noche, me di cuenta: extrañaba ese estúpido ritmo frenético. Hacía meses que no me sentía tan viva.

Extrañaba tener tiempo para escribir, porque finalmente eso también me ayuda a no volverme loca (un momento, ya estaba loca...) pero mis quejas se han reducido al mínimo. No tengo tiempo para comer, estoy durmiendo 6 horas al día, tengo que pensar al mismo tiempo en dos idiomas diferentes... y me gusta.

He decidido venir a este grupo por eso, porque tengo que admitir que soy adicta a la adrenalina y al estrés, que me encanta sentir que soy el hilo de cáñamo que hilvana muchos detalles que de otra forma podrían estar fuera de control. Creo que me siento importante cuando estoy estresada. O me siento estresada cuando soy importante, whatever.

(CAMBIO DE TOMA)

Se hace el silencio. Todos los demás adictos han dejado de escuchar hace horas: están enfrascados en sus llamadas telefónicas, otros se fueron porque tenían juntas importantes o porque habían dejado pendientes impostergables en el trabajo.

(CAMBIO DE TOMA)

Bitter se quita los lentes, se frota los ojos y revisa el reloj: tiene la siguiente junta a las 4 de la tarde, y a partir de ese momento no parará hasta las 11.30 de la noche... al día siguiente vuelve a empezar a las 9.30 de la mañana y a terminar a las 11.30 de la noche... y así durante el resto de la semana. Pone cara de agobio, pero si alguien se fijara bien, descubriría tras de los lentes de pasta rojos un secreto brillo de satisfacción.

Saca la agenda y apunta: "Sábado, comprar la maleta de la iBook. Luego, mandar a hacer unos anteojos nuevos. En la noche, la fiesta de mi primo el diseñador..."

FADE OUT.

FIN