miércoles, julio 05, 2006

(instert title here)

Me gusta que la vida se nivele. No escribo tanto aquí, pero escribo mucho y eso es satisfactorio. Estoy revisando unos proyectos chidos, que entre que tienen que ver con trabajo y no, pero sí están relacionados con orientar lo que hago hacia mares mucho más creativos y probablemente más felices... En estos momentos la chamba promete, tanto, que no importa que me hayan venido a repartir por fin los simpáticos mecates cuelga credencial, que me recuerdan en todo a las cintas que le colgaban a mis sobrinas al cuello en la guardería, con una tarjeta media carta en la que venía su nombre, su foto, la foto de sus papás y de las personas autorizadas para pasar por ellas y el grado en el que estaban (maternal 2 y kinder 1, cuando mi mamá las recogía). Me lo he puesto hoy para hacerle los honores, pero no planeo repetir la hazaña (sobre todo porque es de un color "altamente corporativo").

Mis clientes del infierno (que me hicieron retrabajar el maldito informe dos meses después de terminado el estudio, so pena de no pagar) acaban de escribir: "tenemos pendiente el pago de la factura, les pagamos a la brevedad". ¡¡WOW!! Por primera vez en un mes me siento segura en mi trabajo. Si a eso le añadimos que hoy firmé mi contrato por tiempo indefinido (¿recuerda alguien el exabrupto de hace tres meses?), comprenderán que laboralmente no hay causas de crisis aparentes, aunque siempre pueden aparecer de la nada, tampoco me confío... como ya dije en el messenger: "la vida me sonríe... ¿qué querrá?".

Finalmente, hacer las santas paces con Zagato, que de galán pasó a ex con relativa rapidez (con el enojo, la tristeza, los resentimientos y esas cosas terribles que conlleva terminar) y ahora pertenece a mi selecta minoría de amigos incondicionales. Justo a tiempo, porque la caducidad está a punto de vencerse y en menos de un mes se muda al otro lado del océano. Lo fantástico del asunto fue reencontrarnos justo a tiempo para sacudir lo malo y quedarnos con los sencillos gustos en común.

Les digo... mi única queja es no tener quejas (sé que el entorno se presta para muchas, pero... por principio no me meto con la situación, al menos no aquí). O bitter berri se está ablandando... o estoy empezando a hacer lo que el helado napolitano cuando se derrite: mezclando los sabores. Hope no one will mind, hope no one cares. Y si a alguien no le cuadra... pues ni modo, hago lo que puedo. Besos a los que siguen pasando por aquí, a los que no pasan pues mi más sentida indiferencia (no se enterarán, no pasan, ja) y a los demás... pues saludos, jajaja.