miércoles, junio 28, 2006

No tengo...

nada de qué quejarme.

Chale. He estado demasiado de buenas después de estar tan ocupada como para juntar ácido suficiente para escribirles, mis queridos todos. En el trabajo las cosas marchan a ritmo normal, tan normal que no tengo quejas nuevas para hacerlos reír, llorar o desvariar. Desde que los contadores desocuparon mi departamento, todo es un remanso de paz y hasta puedo llegar temprano a la casa y cocinar, o hacer quehacer (sí, ya me puse hogareña, qué anti bitter).

Ni el banco me ha hecho rabiar, vamos; hasta voy al corriente en mis pagos con mi padre y parece que pese a todo acabaré la quincena en tablas, así que no tendré que pedir prestado, salir a mendigar o empeñar el teléfono celular (al fin que sólo me habla mi acosador mensual, ¡diablos!)

Además... hoy por la noche se cierran las campañas políticas. Hoy y mañana no hay fut. Mañana, por lo tanto, es oficialmente el día más tranquilo en los medios en lo que va del año (a menos que alguien tenga previsto un atentado y no me haya avisado) y yo para compensarlo iré al dentista por la tarde.

Para colmo, el verano empezó soleado y caluroso en vez de seguir con el pronóstico de lluvioso y azotado, y con eso de que soy terriblemente climática pues el cielo despejado me pone de muy buen humor o al menos predispuesta para que los días sean buenos...

Alguna vez me dijeron que éste sitio era el de mis quejas de bebé, jugando un poco con las iniciales de bitter berri. Lamento informar que efectivamente, i've ran out of complaints y ni siquiera por una buena razón tal como haberme sacado la lotería o estar enamorada o haber descubierto la piedra filosofal. Supongo que es una buena racha, y no sé cómo escribir en bitter mientras paso una buena racha; normalmente sólo abandonaba el sitio y ya... pero ahora estoy segura de que hay gente que lee, y "me debo a mi público", jaja.

Neeeeeh... por decepcionante que suene no es por "mis lectores". Siempre que escribo lo hago para mí, y si estoy escribiendo ahorita lo hago también por disciplina, no sólo para pedirles que me volteen a ver y no se olviden de mí sólo porque estoy demasiado tranquila como para azotarme en cualquiera de mis sitios (aunque también).

Podría haber escrito mi apasionada apología del futbol soccer (que está en camino, pero como me gusta remar contra corriente lo subiré hasta que se acabe el mundial) o bien haberme quejado de las campañas políticas y afirmar que qué bueno que ya se terminan (pero eso lo resumí tan claramente en un renglón que no entiendo por qué podría hacer todo un post sobre ello). Y como ya di mis pretextos, pues no me resta más que afirmar que hasta después los escribo... y que mi blog se devaluó por no sé que extrañas razones y ahora sólo vale 6 mil y tantos dólares... con eso ya no pago un esclavo... así que seguiré chambeando para mantenernos (al blog y a mí).

No se preocupen. Procuraré tener de qué quejarme la próxima semana, ja.

miércoles, junio 21, 2006

En via de mientras...

En lo que releo información de 16 sesiones... y la reanalizo... y la reinterpreto... y me relleva... les comparto:


My blog is worth $8,468.10.
How much is your blog worth?



¿Alguien me lo compra? A lo mejor con eso ya me alcanza para pagar a un esclavo que haga estas cosas por mí mientras yo construyo otro imperio del blog, ja.

viernes, junio 09, 2006

Bueno, ¿y?

¡Bienvenida a la Zona del Silencio! Tuve una semana emocionalmente pesada, laboralmente habitual (eso quiere decir pesada también, jaja) y muchas cosas en qué pensar. Disculparán los lectores la desaparición súbita (caigo en cuenta de que no les escribía desde que me fui a Culiacán, qué gente tan desobligada... luego por qué se me van los lectores... si no es por eso es porque les aplico dosis inadecuadas de sarcasmo, ni modo, riesgos laborales) pero no siempre puedo escribir tanto como quisiera. O no siempre estoy de humor, que también es una verdad irrefutable: para escribir bitter requiero altas dosis de un cierto humor que no siempre se acumula.

En fin, el humor se acumuló y estoy de vuelta. Entre que si escucho un anuncio más de campañas políticas vomito morado con verde y que ahora mi tiempo libre seguramente lo absorberá el futbol (sí, soy pambolerísima, le voy a los Pumas aunque pierdan y ahora estoy emocionada porque Alemania ganó 4-2) ¡más vale que me ponga a escribir antes de que la Nonna me persiga, también! Suficiente tengo con las persecuciones para entregar mi chamba.

No he viajado, pero bien que me la paso fuera de la oficina. Esta semana ha sido de juntas, juntas, juntas, juntas... me enloquece, pero me divierte. Al menos es cambiar de panorama un poco, y eso que ya estoy pensando en colgarle algo a la pared blanca que tengo enfrente; mi "barda" de cubículo está tapizada de tonterías (neobarroco kitsch, diríase) pero estoy considerando invitar a alguien a pintar un mural en el "lienzo" de 2 x 3.30 que por ahora sólo representa mis niveles de inspiración.

Tendré que presumirles el reciente cambio del Zarzamóvil (mi anterior auto, un Cutlass 1991 negro precioso) por un auto mucho más "adulto contemporáneo", el ahora apropiadamente bautizado Gee Bee Kirsch. En realidad hay una historia larga y complicada respecto al bautizo del auto ("es muy complicado el bautizo de un auto/ no es juego de niños, así como ves/ y puedes pensar que estoy turulato..." tonada de Cats, por supuesto... recuerdo haber visto la versión original en inglés en el sitio de Tlac o en el de Hilde, pero no me voy a poner a investigar, ja); básteles saber que es un PT Cruiser rojo cereza metálico. Muy yo. Si ven en la calle uno de esos zigzagueando a toda velocidad, seguro se trata de la peligrosísima bitter... ábranme paso.

¿Cómo le hice para conseguir un vehículo tan superior a mis fuerzas? Negociando con mi señorpadre.net, por supuesto. Él quería vender su coche porque compraría uno nuevo. Yo quería comprar su coche. Aceptó el Zarzamóvil como pago de enganche en un ataque de locura, y lo que falta lo pagaré en cómodas mensualidades por el resto de la eternidad. Yo feliz, y él más bien tronándose los dedos dada mi fama de deudor diverso... Quién le manda.

Con el cambio de coche y otras cosas acaecidas el fin de semana, se me movió todo el tapete. Ahora descubrí que hay cosas en mi vida que están cambiando irremediablemente, y de aquella veinteañera proyecto de comunicóloga y escritora freelance con una carcacha muy ad hoc con su persona, de pronto me he transformado en una cuasitreintona, investigadora sin título reconocido, empleada 9 to "drop-dead" y grafómana que publica en su blog (cuando puede). Ah, y con una cuasicamioneta, eso sí, bien ad hoc con su persona.

Ja. Pues sí, ni soy fotógrafa ni soy escritora profesional, ni hago radio y para volver a freelancear me faltan unos cuantos años de experiencia que estoy queriendo agandallarme detrás de un escritorio. Probablemente nunca escriba un libro (aunque eso me hace mucho más fácil escribir, no tendré que preocuparme por hacer algo que se venda) ni vuelva a exponer fotos, gracias a la democratización de la foto por la cámara digital lo mejor es el fotolog o el flickr y punto. Mi afición por la filosofía es sólo eso, una afición, y muy descuidada, por cierto.

El lunes todo eso representaba una pérdida. Con el paso de la semana, más bien se ha vuelto una nueva identidad. Soy lo que soy, y me gusta. En realidad no me puedo reprochar los cambios, he escogido mi camino en lugar de que el camino me escoja a mí. Ahora viajo mucho (y eso no estaba en el guión de freelancer), he aprendido un montón sobre MKT y diseño, tengo un trabajo que me reta, me estimula, me hace enojar y me frustra pero también de vez en cuando me hace sentir enormemente satisfecha con lo que puedo lograr. Soy la investigadora más joven de la empresa, pero también estoy cerca de llegar a la edad en la que ya no les sonará tan inconcebible que sepa algo sobre tantas cosas... Y para cuando llegue a ese punto ya tendré 6 años de experiencia, jeje.

Ya me sacudí. Otra vez, menos amarguras de lo usual. No se malacostumbren... seguro que pronto tendré más de qué quejarme. Por ejemplo, de tener que llamarle por teléfono este sábado a un fulano para recuperar mis cosas... es eso o empezar a gastar alrededor de 900 pesos en reponer discos, libros y películas. Y definitivamente, no le pienso invertir un peso más a ese sujeto!!! (y no, no es Zagato... no empiecen con las malas interpretaciones)