viernes, octubre 21, 2005

ASDFGH... QWERTY...

Ahora resulta... si no tuviera suficiente con esta extraña depresión que se ha avecindado con la calma del planeta sobre mi existencia y que me hace estar absolutamente bipolar (de repente estoy feliz, de repente desesperada, para variar nunca normal) ahora resulta que la página que ha servido para que conserve el contacto con Mme. de Large y Paosonika está prohibida por mi administrador de la red de la oficina.

Pelear con la red es como tratar de combatir a la burocracia, pero peor. A la burocracia puedes evitarla, o ganarle de vez en cuando. En cambio, con el administrador de la red nunca se puede discutir.

Desde que no tengo internet en mi casa, mi único contacto con la red es la computadora de la oficina. Tiene todas las restricciones posibles en una red de oficina, pero esa última ampliación del reglamento no escrito que no me deja entrar a mi fotolog es enloquecedora (ya de por sí me impide bajar ejecutables, archivos comprimidos, algunos adjuntos, etcetera).

El flog se había vuelto mi válvula de escape. Entre eso y el lector de tarot de los miércoles había logrado escapar del psicólogo... Ahora deberé empezar a buscar de nuevo, porque no es tan catártico escribir sin lectores (como aquí) que escribir cuando sabes que al menos a dos personas más les interesan tus letras.

Como podría decir el robot de "Guía del viajero intergaláctico": Estoy tan deprimida, que no tiene sentido siquiera que trate de explicarlo.

lunes, octubre 03, 2005

Guarejel!

Mi famosa seguridad en mí misma se ha esfumado. Ahora me duele la cabeza y me cuestiono minuto tras minuto acerca de la pertinencia de mi paso por este escritorio. Además, el dolor de cabeza viene aderezado con un dolor de hombro y cuello que extrañaba, ya no estaba acostumbrada a esta sensación de malestar constante.
Me repito que serán sólo unos días, máximo un mes, en lo que mido mis actos y sus consecuencias y me acostumbro a todo. Pero algo en el lado de mi instinto sigue diciendo "corre", y yo me esfuerzo en acallarlo para seguir marchando.
Miserere mei, deus.
De profundis clamavis a te...
Tengo que sobrevivir.
Es sólo una temporada.
Los viajes de moderación no serán nada.
No te sentirás tentada a cambiar de giro (14° mandamiento).