martes, abril 18, 2006

La oferta de la banca es de...

Lo que más me encanta de los inicios de quincena son las visitas al banco. Si estoy de buenas, enamorada, me escapé de la oficina (eso siempre me mejora el humor) o simplemente brotan en mí extraños germinados de optimismo (a veces pasa), basta con pasar a pagar mis tarjetas para que se me quite.

No sólo es porque tenga que soltar mi dinerito; hacer una fila de 12 personas afuera del cajero automático solamente para que me entregue la cantidad de dinero que le da la gana y en billetes de alta denominación (digamos: pido $4000, me da $2,700 en billetes de $500 y el sobrante de $200) también ayuda.

Ahora bien: asistir a una sucursal bancaria, para hacer LO QUE SEA debe ser el equivalente terrenal del Purgatorio de los teólogos: una fila interminable donde pasarás horas, a merced de la burocracia. Espero de todo corazón que la burocracia celestial sea más benévola, y que el Cielo no se parezca en nada a la caja de Banamex. Y si se parece... pues entonces no quiero irme al Cielo (mejor reencarno).

Ir al banco no es de esas cosas que hayan sido buenas siempre y de pronto haya empeorado; simplemente se ha transformado de formas insospechadas gracias a la famosa "cultura de servicio" y a las otras maravillas de la mercadotecnia conocidas como "experiencias de compra" y "programas de lealtad". Por ejemplo, si no tenías suficiente con soportar el mal servicio generalizado, ahora tienes que chutarte la idea de que existen clientes de primera, de segunda, de tercera y la pelusa... Hay "fila para clientes de lujo", "fila para clientes empresariales", "fila para clientes a secas", "fila para pelafustanes metiches que no sabemos a qué vienen a invadir nuestro sacrosanto espacio" y "fila de los que haremos esperar hasta que se momifiquen".

Ah, y las filas... Hace años, a alguien se le ocurrió la genial idea: "¡Ya! ¡todos estamos hasta la madre de hacer filas! ¿por qué no ponemos sillas y damos boletitos de turno? Sí... la idea es como de salchichonería de súper, pero si a ellos les funciona ¿por qué a nosotros no?" Y de pronto, todos los bancos tenían sucursales llenas de sillas, como terminal de autobuses. Llegabas, tomabas tu boleto (el 225) volteabas a ver el letrero de "Atendiendo al..." (087, por supuesto) y te sentabas con resignación y ojalá un buen libro entre manos. O te ibas, si tenías prisa.

Como la gente se iba, el mismo cuate (podía ser otro, pero con el mismo cerebro) se preguntó: "¿cómo mejoramos esa experiencia de compra? ¡Ah! inventemos una fila para la gente con prisa... sí, ya sé que las cajas rápidas de los súpers lo hicieron primero... pero ¡aquí es una innovación!". Después de eso, llegabas a la sucursal y había de dos sopas: o tomabas el papelito 1'087,942, o te formabas en la caja 1 (normalmente durante una hora, pero siempre más rápido que esperar del número 227 al 1'087,942). La vida no era sencilla, pero al menos avanzabas.

De repente decidieron quitar las sillas en la mayoría de los lugares, porque... ¡la mayor parte de la gente prefería formarse en la fila! La cantidad de lugares para sentarse se redujo drásticamente a menos de la mitad. Sólo se sentaban los abusivos que planeaban hacer más de tres operaciones o que querían presumir de mover mucho dinero... Bueno, uno que otro personaje de la tercera edad, lesionado o embarazada también. En algunos bancos, como no sabían que hacer, inventaron la modalidad de "sillas musicales": están colocadas en hilera, como fila... Cuando el que está hasta adelante pasa a la caja, los demás se paran, se recorren un lugar y se vuelven a sentar. Encantador.

Ahora han impuesto una nueva modalidad: Si te vas a formar, debes tomar un papelito. No importa si eso infla hasta el infinito el número de la pantallita, ni que los cajeros no revisen si el papel es de hoy, de ayer, de la semana pasada o si te lo heredó el tío Ernesto que murió esperando su turno en la sucursal del sur... El caso es respetar el procedimiento. Ahora bien, para "mejorar el servicio", en la sucursal de Banamex a la que tengo la poca suerte de asistir colocaron a una mujer que se dedica a inspeccionar la fila. Las dos últimas veces que fui ocurrió el siguiente diálogo:
-Buenas tardes, ¿ya tomó su turno?
- Sí (muestro el turno)
- ¿Qué operación realiza?
- Pago de tarjeta de crédito.
- ¿Es cuentahabiente con nosotros?
- (bitter se pone repentinamente verde) No sé, ¿tener una tarjeta de crédito con ustedes cuenta como cuentahabiente? (risas de los que están formados frente a mí)
- (con turbación) no, pero sí... siga formada. (pausa) ¿Su pago es mayor de $30,000?
- (bitter, molesta pero encantada de volver loca a la empleada sin criterio) ¡Gracias a Dios no! (más risas del resto de las víctimas bancarias)
La empleada bancaria se retira y pasa con el siguiente sujeto, que resulta ser una ñora que va diario y se sabe todas las mañas necesarias para sobrevivir en una fila de banco...

Harta de mi trabajo, sí. Pero definitivamente es mejor que ser esa empleada del banco. Lo más bonito es esa distinción entre clientes y pelusa del ombligo: según yo, si vas a hacer un pago, a cobrar un cheque, a depositarle lana a tu primo Jacinto (el hijo del tío Ernesto, que la necesita para el velorio) te transformas en cliente porque estás haciendo uso de los servicios del banco; pero los bancos, en su infinita sabiduría, consideran que cliente es sólo aquel que es lo suficientemente iluso como para dejar su dinero en manos de tan respetables instituciones; los demás sólo estamos quitándoles espacio y oxígeno a sus verdaderos clientes.

Y ya la cereza en el pastel son los cajeros y cajeras, que a las 2 de la tarde ya están de un humor más horrible que el mío... En la universidad tuve compañeros que trabajaban en eso. Créanme: si la fila es el Purgatorio y llegar a la ventanilla pudiera ser el Cielo, en el Infierno uno trabaja de cajero, contando billetes y teniendo que cuadrar las cuentas del día entero.

Pues que digan lo que quieran... pero ese estilo de servicio es lo que hace que:
a. mi cuenta de ahorros esté en un banco despoblado, pero que curiosamente siempre tiene gente de buenas en las ventanillas
b. nunca haya considerado a HSBC como posibilidad para tener una cuenta
c. tenga una extraña relación "te odio, pero no puedo vivir sin ti" con Banamex
d. odie ir a Bancomer con sus filas ridículas
e. haya roto relaciones diplomáticas con Santander
f. en general, odie a los bancos (aunque también por sus cobros indiscriminados, su falta de criterio y otras maravillas)

bitter is totally back. ¿Se nota? Gracias a Bancomer, a Banamex y a las tarjetas de crédito que hicieron esto posible!!

12 Comentadas:

Blogger Salvador Fabela dijo...

Eso de ir a los bancos es la muerte. Pero tengo idea del banco que mencionas como "despoblado". Es buenísimo, además lo puedes hacer casi todo por la red.

No sé si me alegra ver a bitter totally back. Era bueno verte de la otra forma jeje.

Beso y abrazo

2:38 p.m.  
Blogger YKR dijo...

Me encanta que en tu regreso hayas elegido ese blanco.

5:21 p.m.  
Blogger Virgilio Sofistófeles dijo...

jum jum jum, indeed you´re back, though a BITter different; I guess.... no, I better don´t, nice to read you!

10:26 p.m.  
Blogger Diana dijo...

Me uno a la amarga queja, ooodio los bancos y es asqueroso como nos tratan, más coraje me da que desde que hay más bancos extranjeros el servicio ha ido empeorando, en la fila uno se siente como si estuviera esperando un plato de sopa caliente en un refugio.

Un saludote.

12:09 a.m.  
Blogger C. De La O dijo...

jajaja mi prima no se conforma con ser cajera , es de hsbc!!! además voltea su gafete para cuando me mienta la madre a los clientes y le piden su nombre pa rerportarla , da otro (preferentemente el de su compañera deoficio de a lado) . juar !!!

12:32 p.m.  
Blogger Vicadin dijo...

una vez llego a la casa una carta amenzando en embargar la casa por unos $400 pesos que nadie debía, sin remitente la carta, sin ningun nombre de destinatario, y amenzando que el buró de credito.
chistosisima pues.

3:20 p.m.  
Blogger avellana dijo...

Cuando sé que voy al banco procuro llevar zapatos cómodos, pero eso si, look de niña de las lomas, ya de menos del Piedregal, mis mejores garras; te tratan como reyna, aunque vayas a cobrar el cheque de 750.00 mn, de eso no se fijan, puuuras apariencias, que mala leche, no?

3:52 p.m.  
Blogger Coppelia dijo...

rovan: tengo la idea de qué banco me dices... pero no, ese es como para gran inversionista y yo soy un humilde ahorrador con $3,000 en una cuenta de débito, jaja. Es uno más comercial, pero que tenía sucursal cerca de casa de mis padres (uuuy, la antigüedad...) y muy vacío... Aunque dicen los que saben que el servicio en otras sucursales es pésimo, yo no tengo queja; ¡voy tan poco!

adictvm: tengo pesadillas en las que el buró de crédito tiene mi nombre repetido 35 veces... todas por deudas menores a $50, jeje. Gracias por el beso, respondo con uno amargosito ;)

ícaro: qué bueno que te gustó, fue totalmente desintencionado... hasta que fui dos veces al banco ;)

diana: difiero... en los refugios al menos te dan sopa caliente... en los bancos a veces hasta te quitan el dinero.

trotando: dicen los oráculos astrales que tu prima está pagando una deuda kármica. y que justo lo que tiene que hacer es dar el nombre de la de al lado... para que se compense. Un abrazo...

vic: en el depto en el que vivo seguido llegan esas cartas, nomás que esas con nombres desconocidísimos... Andan buscando a una Claudia con gran insistencia, lo raro es que el depro lo tiene mi tía Rosario desde hace 20 años, jajajaja. Yo sospecho que son como las cadenas esas de San Judas, que en la era pre-internet se fotocopiaban y se dejaban en las iglesias...

marisol: Willkommen!!! Esa táctica del disfraz suena bien buena... El problema es que esta mona, aunque se vista de seda, sigue teniendo facha de jippie (serán los huaraches?) jeje. Gracias por la visita! Beso...

7:08 p.m.  
Blogger Coppelia dijo...

sofistófeles: usté disculpará, no dormí ayer cortesía de mi automóvil y ando un poco mucho en la mensa...

No adivine ;) nomás entreténgase. Un abrazo!

7:09 p.m.  
Blogger tlacuiloco dijo...

En el banamex de Chilpancingo todavia tienen sillas...un chingo de sillas, muchas sillas, sillas por todos lados.
Pero ademas hay una fila, a la entrada te dan un boletito con número.
En fin...una vez llegue, sin saber si formar fila o sentarme en una silla. Bien preparado con un regalo de Alonso Ruvalcaba, me acomode en una silla e inicie mi lectura:
"Piramidal, funesta, de la tierra nacida sombra, al Cielo encaminaba...."
Despuies de dos horas, levante la mirada y regrese a la realidad.
Camine hacia la caja (obviamente ya no era mi turno, pero pedi permiso diciendo que nomas queria aclarar algo)....:
"señorita...¿sabe que?...regreso mañana....su Banco es una mierda, pero tiene sillas muy comodas."
Segui mi lectura en Hamburguesas Hollywood, a unos pasos de ahi.

12:10 p.m.  
Blogger Coppelia dijo...

Tlac: esas hamburguesas bien valían una lectura... La última vez que fui ya no me parecieron tan buenas, pero durante años fueron parada obligada tanto familiar como con amigos :)

Y sí, ir al banco con un libro en la mano es la única forma de ir... aunque sea nomás a leer. ¡Beso!

2:46 p.m.  
Blogger elisa dijo...

los bancos son de las peores pesadillas de este país. Me indignan tanto, en su trato, en su pinchísimo servicio, en sus instalaciones horrendas, sus p....dueños, todo. Y sobre filas, bueno y en bancos, ...mta, tengo tantas experiencias amargas. Ahí me gana mi mitad dariesca y mando al diablo el zen, acabo diciéndoles hasta de lo que se van a morir. No gano nada, pero igual, eso me saco por ser tan torpe con la tecnología. Me ahorraría horas si hiciera transacciones por internet, pero la verdad, no confío ni tantito, así que más vale horas.
Besos

8:40 p.m.  

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