jueves, mayo 25, 2006

Bitter in flight.

Ya sé. Este es un blog de quejas y desengaños y amargura. Me lleva la refregada, eso me pasa por dividirme en personajes... Pero bueno, ni modo, como normalmente acá se chutan también lo de los viajes tendré que platicarles sobre una de mis extrañas pasiones: no sólo me gusta viajar, AMO volar en avión.

Hoy me desperté a las 3 de la mañana emocionadísima. Lo realmente importante no es eso, sino que tenía que tomar un avión a las 6.30 de la mañana rumbo a Culiacán, para al fin presentar el estudio de los mil viajes que terminó volviéndose una pesadilla cuando se trató de plantear los resultados.

Me avisaron antier en la noche que volaba hoy a primera hora... Y de inmediato empezaron las palpitaciones. ¡Avión de nuevo! Y ahí voy preguntando por toda la oficina y con uno o dos contactos personales "¿Se les ofrece algo de Culiacán?" Pues ahora voy a tener que comprar coyotas y coricos para hacer feliz a la gente de la oficina y a un cuate con familia en Sinaloa. Quién me manda ser tan linda.

No encuentro cómo explicar lo que se mueve en mí cada vez que me subo a un avión. Seguro que si lo hubiera hecho de niña, habría terminado queriendo ser piloto aviador, ya de perdis sobrecargo... Pero por más viajes que haga siempre traigo un entusiasmo bien infantil, desde treparme al taxi para dirigirme al aeropuerto hasta el momento de posarme en el avión.

Subirme... buscar el lugar correspondiente... 2 de cada 5 veces sentarme en el asiento equivocado... negociar amablemente el cambio de lugar para quedar en ventanilla... y siempre voy como perrito en automóvil, colgada de la ventana. Y tomo muchas fotos desde la ventanilla, a veces de la ciudad, a veces del cielo...

Hoy en específico vi amanecer en el avión. Qué impresionante... la actividad frenética en la pista, los vehículos que suben el equipaje, los aviones alineados esperando para tomar pista... Y al fondo, el horizonte pasando de morado a rojo, con una pequeña franja de color. Simplemente hermoso.

El otro momento mágico: despegar. La carrera sobre la pista, cada vez más rápido, cada vez más, hasta que con un pequeño salto, clic, ya no estás tocando tierra. De pronto estás apuntando hacia arriba, adiós todo, ese objeto enorme y pesado, esa joyita de la ingeniería, te acaba de levantar. Y ahora empiezas a flotar cada vez más alto. La ciudad se va haciendo pequeñita. Todo queda repentinamente lejos... Uf. Qué alivio. Qué maravilla. Qué sorpresa. Cuanta magia tiene encerrado ese preciso instante...

Un amigo me enseñó a brindar con el cielo. Ahora he adoptado la costumbre y lo hago cada que subo a un avión, aunque todavía no adopto todas sus mañas (cada quien adquiere las mañas que puede).

La presentación es lo menos importante ahora. Lo que me emociona es tener la oportunidad de aterrizar en la ciudad de México en el atardecer... y verla con esos ojos nuevos con que la veo cada vez que regreso. El mejor punto de observación es la fila A, siempre. Tendré que negociar mi asiento...

Más amarguras, a finales de la próxima semana. Hoy estoy feliz.

Actualización

2 noticias:

La buena: Viajé por toda la república durante un mes, con los gastos a cargo de una empresa “n” con sede en provincia. Conocí un montón sobre su mercado, me sensibilicé a las diferencias regionales en cuanto a pautas de consumo y formas de ver la vida. En suma, corrí un antropológico precioso. Hice un informe que salió a patadas y trompones pero cuya versión final me dejó muy satisfecha. Me he trepado a más aviones en este año de los que hube montado jamás en la vida entera, cosa que me hace enormemente feliz.

La mala: Los clientes que solicitaron y plantearon las necesidades del estudio no son los mismos que recibieron la información... así que las expectativas y los resultados fueron diametralmente opuestos. Hagan de cuenta que me pidieron manzanas, les entregué manzanas y los que recibieron querían carne asada con papas. Por supuesto, el error se atribuyó por partes iguales a “la mala generación del brief” (claro, si no lo hace el área de merca sino la de compras, ¿qué diablos van a querer averiguar? los que elaboraron el brief no entendían nada de la dinámica de su mercado... fue lo que averiguamos) y a “la inexperiencia del moderador (léase aquí ‘la inútil de la bitter’) en el mercado en el que trabajamos nosotros”. Ahora quieren que se retrabaje toda la información, que hace al menos mes y medio está enterrada en el olvido. Ah, y si podemos hacerles unos cuestionarios para cuantitativo (que al fin y al cabo es para lo único que sirve el cualitativo, no para mucho más...), mejor.

El colmo: Mis clientes originales eran culichis buena onda, relajados y agradables (digo, hablan golpeadón pero así pasa con todo mundo por acá). Al menos los que traté durante las sesiones de grupo. La que recibió los resultados es una recién llegada a la empresa. Como cabría imaginar, chilanga prepotente, que se burla hasta de los modismos de acá (“o sea, es que acá dicen ‘si ocupo algo’ para todo... Lo correcto es decir ‘si necesito algo’, ¿noooo?” Creo que le caí gorda desde que dije aquella frase de “el uso hace la norma, y son localismos así que en realidad no importa”), que lo sabe todo y que “no quiere parecer grosera perooooo...” Les juro que cuando me topo gente así comprendo por qué fuera del DF le sacamos ronchas a todo mundo. Shit!!

Salí furiosa de la junta. Me fui a comprar coricos y coyotas, a caminar al centro y a comer en el veintiúnico restaurante que conozco en Culiacán: uno de comida china express, que por menos de 50 pesos me sirve para atiborrarme de comida. Lo siento por los mariscos de acá que tanto me habían recomendado, no estuve de humor.

Ahorita, ya tranquila, pero literalmente: ¡Mta madre! Es como haber tirado dos meses de mi vida a la basura. Si no fuera por el turismo pagado... Al menos eso tuvo de gracia. ¡Y no es ningún chiste!

Bueno, había sido un post muy contento. Ya se normalizó, ya tiene quejas y todo. Y ya no estoy de humor para escribir más. Los veo al rato...

lunes, mayo 08, 2006

Virus.

Odio tener gripa. Ahora resulta que mi cuerpo no es mío, sino más bien se ha transformado en el cuartel de unos bichos indecentes que para colmo también lo ocupan como central alimenticia y centro de entretenimiento.

Lo que más me fastidia de la enfermedad:

  • perder la claridad mental (que de por sí es poca)
  • sentir que mi cuerpo está en mi contra
  • esa mezcla extraña de cuerpo cortado y dolor en las articulaciones (siento poco y raro, y lo poco que siento me duele)
  • estar cansada todo el tiempo, sin estar cansada en realidad
  • no poder comer helado
  • ser la última en la cadena de contagio, así que ya no se la puedo pegar a nadie (espero de todo corazón habérsela pegado a Zagato, así al menos algo bueno saldrá de mi desgracia, jeje)
  • el clásico temor infantil de dormirme y dejar de respirar
  • tener ideas pero estar demasiado aturdida como para aterrizarlas
  • que ese malestar dure una semana entera
  • que no pueda faltar a trabajar porque "sólo es una gripa"

En fin. A estas alturas ya se fue el virus y lo único que queda es medio pulmón congestionado que se empeña en hacerme toser cual Violetta Valéry esperando a Alfredo Germont, pero ya menos.

Ayer fui a la última sesión de mi curso, aunque le tuve que cambiar el horario porque para variar tuve una entrevista que me asignaron el viernes a las 7 de la noche (una de las pocas desventajas de ser el último eslabón de la cadena alimenticia: mis horarios no me pertenecen) . Según esto, debería de poder reponer el módulo faltante en estos días, pero como no sé de horarios, pues ni modo (yo de todos modos haré de cuenta que ya lo tomé).

El horario de la mañana tenía pura gente chida (entre ellos mi cuate el que me mandó a provincia por primera vez, y un consultor que es bien decente, eso no es normal en esa raza... Ambos me pusieron apodo y todo el curso pasado). Ayer, que lo tomé en la tarde, me imaginé que estaba en uno de esos cursos remediales de la preparatoria: todos los rezagados, uno que otro nerd que lo toma por el puro gusto y en general una actitud como de "me vale...". Fue cómico descubrir que el que tiene más actitud corporal de puberto desubicado (desparramado en la silla, contorsionándose todo el tiempo, balanceándose con harta desesperación, pasándose la mano por el pelo) es precisamente mi jefe. Y también que cuando se organizó una dinámica en la que el objetivo del juego era ganar (al final descubrieron que era ganar entre todos, no ganar como equipos aislados) el equipo en el que estaban mi jefe y su amigo el vendedor estrella (un gángster que se dedica a intimidar amistosamente para que le cedas al cliente) fue el único que "ganó" puntos... quitándoselos al resto de los equipos.

Respuestas no dadas a las inquietudes manifiestas (pero no expresadas) de mi jefe:

No, no me voy a ir sólo porque mi amiga se haya ido. Pero si tú te fueras, tampoco me iría... Creo que estoy más con la empresa que con las personas de la empresa. Eyp. De eso se tratan las lealtades.

Si le pusieras más atención a la gente en el momento de contratarla, tendrías menos problemas al respecto de cómo ajustarla a los valores institucionales.

La ética sirve para algo... aunque obviamente no para lograr ventas espectaculares.

Si aprendieras a prometer sólo lo que puedes cumplir, la vida de todos sería mucho más sencilla... y perderías menos credibilidad tanto con los clientes como con los colaboradores (es de mal gusto decirles subordinados).

Neta, neta ¿tú estás feliz con tu trabajo?

Cierro con la frase del día, cortesía de mi jefe, que fue el personaje del día de ayer:

Estamos mal, pero vamos bien

Carlos Saúl Menem (preclaro filósofo argentino)

martes, mayo 02, 2006

El mundo es de los lideres...

Bueno, o algo así entendí. En realidad el curso de liderazgo ha sido con mucho el menos patético de los cuatro que he tomado, sobre todo porque tuvo muchos tintes de comedia involuntaria.

Empezaré por decir que en mi turno (había varios turnos, a mí me encestaron en el matutino) estuvo toda la gran plana. Cuando hablo de la gran plana no me refiero solamente a mi jefe (que en sí ya era todo un acontecimento que estuviese) sino al jefe de mi jefe, léase "Gran Cabeza que Habla". Por supuesto que también nos topamos con el "Jefe Europeo", el Gerente de RH, el de Sistemas... había otros "plebeyos" por ahí, pero definitivamente lo más plebeyo era yo, que soy como la colita del ratón de la investigación.

Lo mejor fue cuando formaron los equipos de trabajo. El gustádo método de "Fulano es 1, Zutano es 2, Mengano es 3, Perengano es 4, Zanahida es 1..." dio como resultado el equipo de los Rodinianos: Gran Jefe Cabeza que Habla, Jefe Europeo, RH y... quien esto escribe. ¡Tómala, bitter!

Por supuesto que en el primer ejercicio yo intervine 5 segundos (el tiempo que toma agarrar un rotafolio y un plumón) y fui la triunfal encargada de trazar el diagramita final: un bonito diamante. Los jefes admiraron mi buen pulso (diseñador frustrado) y me dieron una palmadita en la cabeza. Yo... pues yo no tenía mucho que decir. En eso de liderazgo los jefes deberían de ser los jefes, creo.

O bueno, eso era lo que creía, hasta que nos hicieron un examen autoaplicable para ver si sabíamos manejarle lo que es el liderazgo situacional :) ... Te decían: "Tu equipo de trabajo está compuesto de perros del mal que sólo se rebelan ante tus órdenes. Tienes las siguientes alternativas:
a. gritarles y escupirles hasta cansarte
b. hablar con ellos por separado, para dividir y vencer
c. reunirlos a todos en una sala, encerrarlos, rociarlos de gasolina y prenderles fuego
d. echarles porras y sentarte a ver cómo masacran tu empresa"

Divino el test. Después de 12 preguntas de esas, en realidad ya no tenía mucho que decir de mi capacidad para gritar y escupirle a los empleados (soy genial). Cuando nos piden que saquemos los puntajes de evaluación vino el pánico, el caos y la desolación. Resulta que cada circunstancia requería una forma distinta de tratarlos, y había unas más buenas que otras, o sea que si habías escogido la mejor te llevabas 2 puntos, la buena a secas 1, la menos pior -1 y la pior pior -2.

Asústenme. Yo tuve 16 puntos de los 24 posibles... El Gran Jefe Cabeza que Habla tuvo 5... El Jefe Europeo tuvo 13... RH no sé... mi jefe directo tampoco (y me da miedo averiguar). Cuando hicieron "públicos" los puntajes (claro, sin decir quién era el pecador) descubrí que al menos nadie tuvo puntajes negativos (y yo que sospechaba fuertemente que ocurriría así)... pero me preocupa que el principal líder de la cosa esta en donde vengo a usar el internet de alta velocidad haya tenido tan poquitos puntos. Chale.

Después hubo un bonito juego en donde todos practicamos lo que aprendimos sobre liderazgo situacional, seleccionando en equipo las alternativas. Ahí se puso buena la cosa... RH y aquí bitter tratando de convencer a los JefeJefeJefes de que nuestras soluciones eran razonables... y ellos dale con que no... y nosotros que sí... y ellos que no... (como la chinita). En el mismo tiempo en el que el mejor equipo resolvió 10 casos, nosotros sólo resolvimos 4... eso sí, con la mejor solución posible en casi cada uno de ellos. Lentos, pero efectivos.

¿¿Miedito?? Algo, aunque hay cosas en esta vida que me dan más miedo. Zagato entre ellas.

Buenas conclusiones a las cuales llegar
1. Si llegan los marcianos y me dicen "take me to your leader", probablemente acabe llevándolos donde M. O donde Zagato (ya tiene identificador digital, ¿se dan cuenta?).
2. La teoría de los animales y las organizaciones sigue en pie.
3. Si te enamoras como asno, pues atente a las consecuencias... ¿Qué podemos esperar ante tanto coaching de animalitos?

Por cierto, hoy no fui a la segunda parte del curso, por quedarme a jugar a "resume el documentito". Pero si todavía me invitan a la tercera sesión, les contaré qué otras maravillas ocurren...

Nota importantísima
Nada más un agradecimiento al fantástico Club de Lulú por la tarde del lunes. Me divertí tanto... Me dio tanto gusto hacernos de caras y gestos además de habernos hecho previamente "de palabras" en un sentido estrictísimo del término...
Fue la primera, aunque supongo y espero que no será la última; más bien, primera de muchas... ¡En unas semanas la puerta del depto abierta para la siguiente!

Nota no-tan importante
De mi tía salió decirme que ya le va a poner un límite a las visitas del contador. Debe haber sospechado que andaba queriendo proponerme matrimonio, jaja. Con eso del cierre fiscal hasta el domingo pasado fue a trabajar... ¡¡Pero se le acabó el pretextito!! ¡Ya es mayo! ¡Yupi! (y la primavera avanza...) Harto feliz, ojalá que me cumplan...