martes, agosto 30, 2005

Agradecimientos

Gracias. Gracias por determinar que no existo. Gracias por intentar bloquear mi contratación en otro sitio a escondidas. Gracias por cerrarme las puertas de la revista que tanto quise en la nariz. Gracias también por negarme un aumento por mis fachas, por no haberte dado cuenta nunca de que era la única psicóloga de todo tu equipo y creer toda la vida que me dedicaba a historiadora.
Gracias por haberme presionado más allá de mis límites vez tras vez con malos modos. Gracias por empujarme a demostrar mi valía. Gracias por activar mis ganas de aprender, lanzándome a proyectos para los cuales nadie estaba preparado. Gracias por demostrarme que puedo sobrevivir con 25 horas de sueño a la semana. Gracias por hacerme ver más allá de mis capacidades percibidas, hasta traerme al punto en el cual estoy ahora.
Gracias por cuestionar todo aquello que demostré una y otra vez (disposición, capacidad, organización, integración). Gracias por llamarme arpía terrorista y víbora por proteger a la empresa de un elemento a todas luces inútil. Gracias por querer robarme cámara en cada presentación sólo por ser mi patrona, aunque nunca te hubieses involucrado en el proyecto.
Gracias por comportarte como la egocéntrica niña de siete años que nunca dejaste de ser. Gracias por mostrarme lo infinitamente idiota que se puede volver la gente soberbia, por enseñarme a ser un poco más humilde, un poco más sencilla con mi inteligencia. Gracias por enseñarme a trabajar en equipo por contraste, porque tú nunca supiste hacerlo y me juré no ser como tú.
Gracias por hacer todo más fácil para mí. Gracias por demostrarme que los sueños laborales pueden tener esta clase de despertares. Gracias por hacer que abriera mis ojos y luego mis alas para volar lejos de este nido.
Ojalá me grites antes del próximo lunes. Te agradecería la oportunidad de dejarte botada con mi trabajo pendiente, para no aceptarte un sólo grito más...

jueves, agosto 25, 2005

Salto Bungee

Ya. That's it. Tomar decisiones fuertes se parece tanto a saltar del bungee... estás al borde del vacío, con los tobillos amarrados. La adrenalina te recorrre el cuerpo. Sabes que vas a saltar, que todo está bajo control, que son sólo unos segundos de terror que eres capaz de sobrevivir por la increíble sensación de volar. Al final, la probabilidad de que te rompas la crisma es infinitesimal.

Respiras profundamente. El pánico hace presa de ti, pero te recompones suficiente como para enfrentar el vacío. Saltas, y gritas...

Vas bajando. De pronto, no tienes peso, es sólo flotar, flotar hacia abajo a una aceleración constante de 9.8 metros por segundo. La libertad máxima, absoluta. Pero en poco tiempo la caída libre se termina. La liga da un tirón tan fuerte que te regresa a la realidad, empieza el antinatural proceso de emprender la parábola de regreso: vas hacia arriba, hacia donde tu cuerpo no debería ir.

Nunca regresas al punto de inicio. Vuelves a bajar y a subir como un yoyo, cada vez por periodos más cortos. Finalmente, te quedas en un punto, de donde te izarán para estar otra vez en la plataforma. Esa plataforma, los que te rodeaban antes y te rodean después del salto, siguen siendo iguales. Tú no. Has cambiado.

El secreto del salto bungee es disfrutar el vuelo libre, soportar el tirón de la liga y hacerse inmune a los rebotes.

Yo no he saltado del bungee, pero hablo por experiencia.

Ayer, a las 6 de la tarde, renuncié a mi trabajo.

martes, agosto 23, 2005

Cuenta cero

¿Qué harías si te quedaran 24 horas de vida? Benditas preguntas para iniciar la polémica en una conversación.

Si me quedaran 24 horas de vida, vendría a trabajar igual, y trataría de dejar mis pendientes lo más adelantados que se pueda. Después, vería una buena película en mi casa, sin importar a qué hora termine. Me despertaría a las 6.30 de la mañana para llegar a un desayuno a las 8 con unos clientes.

Pasaría toda la mañana en el desayuno, exponiéndoles los resultados de mis felices investigaciones. Llegaría a la oficina demasiado tarde como para salir a comer con mi mejor amigo, así que ambos terminaríamos pidiendo cuernitos del café más cercano.

A las 4 de la tarde, apretaría el paso para terminar la entrega del día siguiente a tiempo. A las 5.30, cuarto para las 6, renunciaría a mi trabajo. Entonces, mi jefa me asesinaría; ocultarían el cadáver en el hueco del jardín que está justo atrás de la oficina. Después de eso, no se volvería a hablar de mí jamás, como si nunca hubiera existido.

Dejaría en herencia mis MP3 y un diccionario de japonés a la niña del blog misterioso, mis libros y archivos a Chokos, mi experiencia a Fer. La libreta de tripas la dejaría a la niña duende, para que cuando regrese de Colombia la lea y se la entregue al destinatario, que no comprenderá nada de lo que lea. A Sirena le dejaría mi risa, la última carcajada de la cumbancha (renuncié y me mataron, querida; hubiese inventado algo más creativo). A mi amigo, mi alma como fantasma chocarrero para que lo fastidie 24/7, como cuando trabajábamos juntos.

Estoy en cuenta cero, entonces. No quiero morir, pero si me matan, éste será mi testamento firmado en japonés.

Fu, KoN, Ki, RiTsU, SeI. (temer, ahora, espíritu, levantarse, sabio)

viernes, agosto 12, 2005

Prozac

He escuchado que el Prozac sirve para darle en la madre a las depresiones, porque te nivela de tal manera la química cerebral que eres incapaz de sentir cualquier cosa: ya no estás profundamente triste, porque tampoco puedes estar tremendamente emocionado, exultantemente feliz o cualquier otra cosa que implique llegar a los extremos.
Hoy, frente al botiquín de la cocineta de mi jaula, platicaba de eso con un compañero de oficina: todos aquí necesitamos otra clase de medicamentos, ni aspirinas ni Pepto bismol ni naproxenitos ni madre. Lo que necesitamos es Ritalin para controlar el trastorno de déficit de atención que nos quisieramos cargar (chance y si los que no lo tenemos perdemos el interés en todo aquello que no es la oficina), ansiolíticos, antidepresivos, pastillas "el camionero feliz" y supresores del apetito. Así este lugar sería perfecto, y nosotros seríamos perfectos para este lugar.
Yo... yo me conformo con el Prozac. Así, al menos, no me podría sentir enferma de decepción, traicionada hasta la médula, hastiada hasta el infinito. Solamente estaría, y eso sería ideal para estar aquí.


Prozac or freedom!!!

jueves, agosto 11, 2005

Ahora resulta...

¡que todo el mundo tiene un blog! Me he enterado de los blogs de varios amigos: El Aldous, que anda en black-al.blogspot.com; Carlos y su corriendodespacio.blogspot.com; mi sobrino Emilio y twistedrowsofmylife.blogspot.com; DJ Bazán que hace poco abrió bayzanos.blogspot.com y hasta mi compañera de escritorio, la pequeña y extrañamente fascinante Ingrid, que tiene yummme.blogspot.com .
Cada uno es tan acorde a su personalidad, que da miedo: Dime de qué hablas en tu blog, y te diré quién eres, con quién te juntas, dónde trabajas y si eres feliz con tu vida o no. Creo que, entre todos, el más intrigante es el de Ingrid. Si alguien se da una vuelta, definitivamente descubrirá por qué en un par de segundos... Bazán es poético, Aldous un gran escritor, Carlos es totalmente él en la red y fuera. Emilio escribe mucho más y mejor de lo que jamas hubiera imaginado, espero que nunca le de por madurar, volverse ñor y botar la pluma.
Estoy de mucho mejor humor que ayer. Darme el lujo de explotar por fin, por una vez, en la oficina, me dio muchísimo gusto. Digamos que me liberó... Justo a tiempo. Ya veré si tengo más novedades que reportar la próxima semana, cuando al fin termine con 16 sesiones para un cliente, cuando las 4 últimas se encimaron con 7 de otro, para dar un fascinante total de 11 sesiones en una semana. Lo bueno es que yo "sólo" fui a 9, qué alivio.
Hoy por la noche es la última. Después de eso, una semana para analizar un chingomadral de información (soy fan de esa cifra imprecisa y enorme, dicha con asombro o con odio para mayor impacto) y presentarla en el transcurso de 15 días...
Grandes cosas se aproximan. ¡Genial! Igual mi zanahoria deberá esperar, la cambié por una botella de emulsión de Scott a corto plazo, ya veré que pasa.

miércoles, agosto 10, 2005

Pastiches.

Me encanta estar hasta la madre. Le da una sensación de irrealidad a mi día... Llevo 3 días sin pararme en la oficina, ni siquiera porque haya tenido una crisis nerviosa o porque haya decidido desaparecer; más bien para variar soy la que lleva los proyectos exteriores. El problema es cuando llego a la oficina y deciden que no he hecho mi trabajo.

"Contratamos más gente para que las apoyen". Después fue la gustada frase: "No, eso es sólo un copy-paste, que lo haga Bitter". Si sólo es un copy paste y Bitter anda fuera de la oficina, Bitter se lo encarga a Ginger. Cuando la jefa se entera de que el mentado copy-paste lo hace Ginger, se queja con Choko de que no lo haga Bitter. Bitter no está en la oficina en dos semanas: anda feliz en sesiones propias y ajenas, moderando o tomando notas. Cuando llega, la espera un documento urgente y uno extra urgente. En dos noches saca el extra urgente (el urgente es el del copy-paste).

De pronto, el urgente se vuelve una sucesión de copy-pastes que la jefa le encarga a la niña-cuyo-nombre-no-puede-ser-el-que-es, sin tomarse la menor molestia. Cuando Bitter se sienta a revisar el copy-paste de Ginger, descubre mil correcciones, que no pueden ser hechas porque Bitter TIENE que hacer una guía de tópicos de un proyecto que cayó en la mañana del viernes y que hay que enviar al mediodía... del mismo viernes. Sin darnos cuenta, dan las 7 pm del viernes, entre juntas y bomberazos, y Bitter que organizó la fiesta de Sirena junto con Choko... Hay que irse.

No hay forma de avanzar el fin de semana. Los días sólo tienen 24 horas y Bitter ha perdido la capacidad de hacerse dos o tres a la vez. El lunes quisiera hacer, pero no están ni ella ni su computadora en el mismo lugar. El martes, lo mismo. El miércoles... El miércoles regañan a Bitter porque el pastiche está muy pobre y es sólo eso, un PASTICHE. "No tiene nada de material original" "no se le ve el análisis por ningún lado" "los de la agencia se van a reír de nosotros" (desde que les dijimos que su mejor campaña era muy mala se han estado riendo de nosotros todo el tiempo. La única idiota a la que le gusta esa campaña en toda la agencia es a mí... Pero eso es porque estoy malita de mis facultades).

Y entonces, Bitter se queda castigada, volviendo a hacer el pastiche, haciendo análisis. No querían un pastiche, pero no explicaron con claridad lo que querían... Ginger, no tiene caso decirle nada, es la que menos vela tiene en el entierro. Choko se ofrece, cual Virgilio, a acompañar a Bitter Dante en su paso (otra vez) por los infiernos. Bitter se dedica a contar en forma regresiva, pensando que queda muy poco tiempo para mandar todo al carajo. Y aunque no grita, quiere gritar; y aunque se ve seria, la sola idea de botarlo todo la hace sonreír...

Y se va, y escribe en su blog que después de una corta remodelación vuelve a ser público.