Agradecimientos
Gracias. Gracias por determinar que no existo. Gracias por intentar bloquear mi contratación en otro sitio a escondidas. Gracias por cerrarme las puertas de la revista que tanto quise en la nariz. Gracias también por negarme un aumento por mis fachas, por no haberte dado cuenta nunca de que era la única psicóloga de todo tu equipo y creer toda la vida que me dedicaba a historiadora.
Gracias por haberme presionado más allá de mis límites vez tras vez con malos modos. Gracias por empujarme a demostrar mi valía. Gracias por activar mis ganas de aprender, lanzándome a proyectos para los cuales nadie estaba preparado. Gracias por demostrarme que puedo sobrevivir con 25 horas de sueño a la semana. Gracias por hacerme ver más allá de mis capacidades percibidas, hasta traerme al punto en el cual estoy ahora.
Gracias por cuestionar todo aquello que demostré una y otra vez (disposición, capacidad, organización, integración). Gracias por llamarme arpía terrorista y víbora por proteger a la empresa de un elemento a todas luces inútil. Gracias por querer robarme cámara en cada presentación sólo por ser mi patrona, aunque nunca te hubieses involucrado en el proyecto.
Gracias por comportarte como la egocéntrica niña de siete años que nunca dejaste de ser. Gracias por mostrarme lo infinitamente idiota que se puede volver la gente soberbia, por enseñarme a ser un poco más humilde, un poco más sencilla con mi inteligencia. Gracias por enseñarme a trabajar en equipo por contraste, porque tú nunca supiste hacerlo y me juré no ser como tú.
Gracias por hacer todo más fácil para mí. Gracias por demostrarme que los sueños laborales pueden tener esta clase de despertares. Gracias por hacer que abriera mis ojos y luego mis alas para volar lejos de este nido.
Ojalá me grites antes del próximo lunes. Te agradecería la oportunidad de dejarte botada con mi trabajo pendiente, para no aceptarte un sólo grito más...